Manifestamos nuestro absoluto rechazo a la noticia emitida por la Junta de Extremadura, y confirmada en la última reunión del Patronato del Parque Nacional de Monfragüe, donde se anunció la autorización de la actividad cinegética para el control de poblaciones de ungulados (ciervos y jabalíes) en el parque. Se trata de una medida más dirigida a recuperar la caza en el espacio, ya que no existe ningún estudio previo que avale su necesidad.
Los parques nacionales, como dice la propia Ley 30/2014, de 3 de diciembre, deben garantizar la conservación de las especies y hábitats que albergan por encima de cualquier circunstancia; y en el caso de que sea necesario tomar medidas para el control de poblaciones, éstas deben responder a criterios científicos y garantizar, con informes técnicos, que no supongan una amenaza para la conservación de la biodiversidad.
El propio Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Nacional de Monfragüe indica que el ejercicio de la caza es una actividad incompatible con los objetivos del parque y, por lo tanto, prohibida. Y el “plan selectivo” para el control de poblaciones de ungulados, actualmente en vigor, no contempla el uso de métodos cinegéticos indiscriminados y peligrosos para la fauna, como las batidas con perros.
Los resultados de los programas de control con los métodos selectivos no cinegéticos que llevan dos años en vigor tienen una eficacia del 62% en el control de ciervos y del 92% en el de jabalíes. A pesar de estos porcentajes, la Junta los califica de fracaso, justificando la adopción de los métodos auxiliares cinegéticos.
El director general de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura dejó claro en el último Patronato del parque que su objetivo es que este control en Monfragüe se haga cazando con batidas y rehalas de perros, tanto en las fincas públicas como privadas del parque nacional.
Esto último es lo que venía demandando el sector cinegético y los propietarios privados de fincas desde el 2021, año en el que se dejaron de autorizar las monterías privadas de control de ungulados que se hacían desde la declaración del parque nacional en 2007. Un método con poco éxito en el control de las especies objetivo y que puede generar daños irreversibles en la biodiversidad: las batidas con perros no solo afectan a las especies que potencialmente precisan control poblacional (como los ciervos o jabalíes) sino que pueden afectar negativamente al resto de especies y hábitats que alberga el espacio. Se trata de una medida incompatible, además, con los visitantes, aficionados a la ornitología y con las empresas turísticas que operan en el espacio protegido y que suponen una buena parte de los ingresos económicos de la región.
Ante esta situación, reclamamos a la Junta de Extremadura que gestione el Parque Nacional de Monfragüe anteponiendo los criterios técnicos a los intereses particulares, y que los controles de ungulados se realicen con personal especializado, nunca con cazadores que no cuentan con la formación necesaria, y siempre con métodos selectivos no cinegéticos. Firma nuestra petición.